Penitencia
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Tal y como señala el Catecismo de la Iglesia Católica (1446) “Cristo instituyó el sacramento de la penitencia a favor de todos los miembros pecadores de su Iglesia. El sacramento de la penitencia ofrece a éstos una nueva posibilidad de convertirse y recuperar la gracia de la justificación. Los Padres de la Iglesia presentan este sacramento como “la segunda tabla (de salvación) después del naufragio que es la pérdida de la gracia”.
El Concilio Vaticano II nos enseña: “Los que se acercan al sacramento de la Penitencia obtienen de la misericordia de Dios el perdón de los pecados, cometidos contra él y, al mismo tiempo, se reconcilia con la Iglesia, a la que ofendieron con sus pecados. Ella les mueve a la conversión con su amor, su ejemplo y sus oraciones” (LG 11).
El sacramento de la penitencia es el sacramento de la misericordia de Dios para con nosotros, acudir a él con la frecuencia debida nos da la gracia para ir caminando por un camino de perfección que cada día nos acerca más al señor y nos va configurando en Él. Del Señor sólo esperamos misericordia porque “no nos trata como merecen nuestros pecado, ni nos paga según nuestras culpas” (Sal 102,10). Tal y como insiste el Papa Francisco, “Dios no se cansa nunca de perdonar, somos nosotros quienes nos cansamos de pedirle perdón”.
También se realizan dos actos penitenciales comunitarios al año coincidiendo con las fechas de Adviento y Cuaresma.